La tecnología ha cambiado el mundo, lo ha hecho de un modo tan genial
que gracias a ella pueden disfrutar de los Humanejos y la pornografía a
niveles masivos y si bien eso bastaría para sentirse felices no ha sido
todo lo bueno que ha traído a la vida de la gente (aunque sí lo mejor),
gracias a la tecnología podemos transportarnos, alimentarnos, sanarnos,
entretenernos, comunicarnos y todo esto con artefactos cada vez más
potentes y diminutos. No es necesario hablar del cambio radical que significó la inclusión de la energía eléctrica en la vida del ser humano ni tampoco de las múltiples aplicaciones de la electrónica, creo que si pensamos por un segundo todos seremos capaces de distinguir la gran diferencia entre el nivel de vida actual y el de la edad media y aún entonces había tecnología que para su tiempo facilitó mucho la vida de la gente de aquel entonces comparada con la de la antiguedad.
Con la tecnología también han surgido cosas malas, ha transformado a
la otrora activa humanidad en una cáfila de zánganos, es decir, una bola
de huevones, se han vuelto necesarios al punto de ser adictivos, ¿no lo creen?, díganme cómo se sienten cuando no tienen internet después de navegar diariamente en sus hogares; en estos tiempos no resulta extraño encontrar quien pueda
hacer complicadas operaciones calculadora (o celular o tablet) en mano pero sea incapaz de
hacer una suma con cifras de más de tres o cuatro dígitos mentalmente o a
lapiz y papel como solía hacerse.
Algunos de ustedes probablemente aún
vivieron los tiempos en que en las escuelas el ábaco era el instrumento
con que los niños aprendían a hacer operaciones elementales, yo los
viví, lo digo con orgullo porque cualquier chamaco pendejo de hoy en día
me la pela haciendo cuentas del mismo modo en que me la pela
escribiendo porque a diferencia de ellos yo no aprendí leyendo a gente
pendeja escibiendo cosas como ke, zi, nu, h3rm0s4 ni chingaderas
semejantes, yo leía (y leo) libros, cosa que les invito a hacer en vez de perder su valioso tiempo viendo a un manatí cantar canciones sobre chambelanes o a un tipo con corte de bacinica llamando gata o zorra a las chicas a las que incita a menear el culo.
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